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ANDRE CHARPENTIER

"LA DIOSA DEL PILAR"

"La Déesse au Pilier" Traducción: M.A. Aguirre

LA DIOSA DEL PILAR

La Señora del Pilar, venerada en Zaragoza como el Palladium de España, es la heredera de una tradición sin edad, en el curso de la cual la Virgen Madre ha tomado las figuras más variadas, pero sin cambiar nunca de naturaleza.
Y esto porque ella representa un principio fundamental de la Cosmología Sagrada, que sobrepasa todas las formas particulares y no podría pues ser propiedad de ninguna tradición.

Tenemos que decir esto de entrada, ya que la Iglesia ha buscado desde hace mucho tiempo reivindicar la exclusividad de este símbolo mayor.
Y esto por una razón que se puede comprender, incluso si su valor es muy relativo.
Es la novedad de la Encarnación, por la cual el símbolo, de naturaleza hasta ahí puramente intelectual(1), ha tomado la forma humana, lo que le da un carácter concreto, particularmente adaptado a las exigencias de las últimas épocas, las de los pueblos “de poca fe”.
Se podría decir en efecto que padecemos un “complejo de Santo Tomás”, nosotros que, antes de admitir verdades consideradas como abstractas, tenemos absolutamente que tocar con el dedo realidades corporales.
¡Nosotros que atribuimos a los milagros tal importancia, aún a condición de que sean reconocidos por la medicina!(2)

Mientras que otras tradiciones, ante la trascendencia del Principio, se contentan plenamente con una imaginería simbólica, a veces elemental, pero que basta para despertar su intuición de la Sagrado.
Creer que estas culturas –sensiblemente más inteligentes que la nuestra– hayan generalmente idolatrado esas formas míticas se parece mucho a una calumnia.

Todos los iconoclastas aparecidos después y que se proponen purificar la religión desembarazándola de sus símbolos formales, son pues más bien, por parte de las comunidades implicadas, el signo de una relativa incapacidad de ver más allá de las apariencias.(3)

Desde luego, la aparición de la Virgen a Santiago, de donde ha partido el culto del Pilar, difícilmente puede pasar por un acontecimiento histórico.
Pero [esa aparición] es felizmente mucho más que esto(4), ya que no hace sino manifestar una Potencia superior que clasificaríamos en las Leyes Naturales, si todavía tuviésemos una idea justa de la organización integral del Cosmos.(5)

Esta Energía espiritual ha sido reconocida siempre, como lo testimonia el nombre mismo de su símbolo principal.
Pues el Pilar, que permanece todavía hoy el Polo espiritual de toda la Cristiandad –y no sólo de España–, nos ha venido derecho de la profundidad de los tiempos, siguiendo la cadena áurea de la Tradición inmemorial.

Y es ya un prodigio que haya guardado su nombre antiguo de Palladium, que su origen “pagano” no ha bastado para rechazarlo.

Pues las etapas de su recorrido, en las que la leyenda y la historia están íntimamente mezcladas, parten principalmente de la mítica ciudad de Troya.

Se ha señalado frecuentemente, sin poder verdaderamente explicarlo, el empeño que nuestras civilizaciones sucesivas han puesto en vincularse con esta leyenda troyana, como si diera, bajo la imagen de un paraíso terrestre, la llave del misterio de la historia.
Célebre por los poetas épicos, de Homero a Virgilio, de quienes la Diosa Palas(6) era la protectora natural, el Palladium jugó un papel político esencial en el establecimiento y el mantenimiento del Imperio, desde Alejandro y los Césares hasta el Santo Imperio carolingio, a través de todas las transformaciones que llevaron hasta el Imperio de los Habsburgo , y así al Pilar de Zaragoza.

Además no se trata ahí sino de la línea denominada por los Griegos “Hiperbórea”, ya que los Egipcios (por ejemplo) tenían también su Palladium, en la persona de la Diosa A-Set, cuyo trono figuraba igualmente el Eje del Mundo.

Los Griegos habían por otra parte asimilado esta Divinidad sin vacilación –y bajo el nombre de Isis– a su Diosa Palas, ya que veían ahí, muy justamente, dos símbolos muy comparables de un mismo Principio Divino.(7)

He aquí pues las imágenes de algunos antepasados de Pilar. Ellas muestran que el Axis Mundi, además de su forma “literal” del Pilar, puede tomar las de la Lanza o la del Trono, cuyo sentido es en el fondo análogo.(8)

EL EJE DEL MUNDO

Comencemos por la imagen del Trono, que se encuentra idéntica, en todas las tradiciones, como base (fundamento) del Eje cósmico.(9)

Por una parte la egipcia A-Set o Isis, la Virgen con el Niño (Horus), ocupando el Trono del que lleva el nombre (e incluso la imagen, sobre la cabeza, para más claridad…).

Por otra, la Sedes Sapientiae cristiana.(10)

A-Set (Isis)
Sedes Sapientiae
A-SET (ISIS)      
SEDES SAPIENTIAE
(Italia, siglo XII)

Y he aquí los equivalentes griegos…

Atenea

ATENEA (Acrópolis y Varvakion)

Dos representaciones griegas de la misma Virgen Palas-Atenea. Por un deseo de verosimilitud ya muy moderna, la función maternal de la Diosa ha desaparecido, para ser atribuida a Afrodita (“nacida del Mar”). ¡Con la misma intención, la lanza tiene sobre el Pilar la ventaja de la precisión científica, ya que permite reproducir la inclinación del eje terrestre (entre 22º y 24º) tal como se había medido en aquella época! Sin embargo, a pesar de ese “naturalismo” aparente, la pequeña joven (Koré) de la Acrópolis esconde un juego simbólico asombroso. (Véase a propósito de esto Athèna, ou le Septénaire Sacré (*) ). Sabemos que los Griegos son los más racionales de los hombres, lo que no quiere decir racionalistas. Por eso se niegan a presentar a su Diosa como Virgen y Madre a la vez, realidad paradójica, cuyo carácter proclamado no ha molestado sin embargo ni a los Egipcios, ni tampoco a los Cristianos.

Y romanos…

Virgen Palas

Imágenes latinas de la misma Virgen Palas. En la de la izquierda, la Diosa blande el Palladium de Vesta, fundamento sagrado del Imperio, que garantiza aquí la ley monetaria. Sobre la de la derecha, los pliegues de la túnica, recordando las acanaladuras de una colunna, asimilan la Diosa al Pilar cósmico.

Esta incorporación de la Diosa al Pilar aparece también en las figuras de aquí abajo… He aquí primero Isis, llevando sobre la cabeza los cuernos lunares que ciñen el disco del Sol, imagen de su hijo Horus.

Tenemos enfrente una estatuilla de Pilar(11), para mostrar que, en dos contextos muy diferentes, el sentido profundo de las dos imágenes no difiere sin embargo un ápice.

ISIS                                                PILAR               

 

En la imagen de Isis, el artista ha querido poner en evidencia la maternidad de la Diosa, ya que la Luna (figurada por sus cuernos) está aquí literalmente “encinta” del Sol.

En el caso de Pilar, el disco solar está reemplazado por la hostia, cuyo simbolismo está “puesto en evidencia” (en el sentido del latín ostendere) por los rayos que la rodean, como en todas las otras custodias.

Aquí, el carácter lunar de la Virgen (que expresaban los cuernos bovinos de Isis), parece sin embargo ausente.

Pero esto no es más que una ilusión, ya que si la forma del simbolismo ha cambiado sobre este punto preciso, su sentido está siempre presente, incluso si es de una manera que puede sorprender. En efecto, contrariamente al mayor número de estatuillas de este tipo, ésta es de metal. Y es incluso “bi-metálica”, ya que la Virgen, como el pilar, es de plata, mientras que la custodia que contiene la imagen de su Hijo es de oro, o al menos dorada.

Esta particularidad basta para poner de relieve el significado hermético del objeto. Es bien conocido que en el vocabulario especial de la alquimia, estos dos metales, puestos siempre en correspondencia con la astrología, figuran respectivamente la Luna y el Sol.

Una vez operada esta simple transposición, la identidad de los dos símbolos se hace tan perfecta que hace olvidar su enorme lejanía en el tiempo.

Finalmente, las dos figuras siguientes son preciosas para mostrar que la continuidad “transhistórica” de la Tradición era bien comprendida por nuestros antepasados.

Sobre el bajorelieve de aquí abajo, las dos Palas –la griega con vestido guerrero, la romana, con su velo de religiosa (Vestal)– encuadran una escena hermética, en la que los artesanos son los cuatro elementos forjando la égida quintaesencial.
            No hay ahí más que una sola Diosa, incluso si Ella se muestra bajo dos “Nombres” diferentes, lo que no debería asombrar a nadie.

LAS DOS PALAS
La escena se inspira en la Eneida de Virgilio (VIII, 425-438)

Más asombrosa todavía, esta miniatura “paleocristiana”, sacada de un manuscrito de Virgilio (Vaticanus, del siglo IV), en la que se reconoce a Atenea y Vesta rodeando una figura crística(12), entronizada en posición polar, bajo el Arco iris, y entre el Sol y la Luna.
     Vemos que no existe ahí ninguna ruptura radical entre la Antigüedad y los tiempos más nuevos.

MINIATURA DEL VATICANUS DE VIRGILIO

Y es justamente Virgilio quien ha contribuido grandemente a mantener esta continuidad.
     De ahí el sitio de honor al que tiene derecho, tanto en Dante como en la primera fila de los Santos que rodean al Cordero Místico.(13)

Ahora bien, sabido es el papel que ha jugado este poeta en la instauración del Imperio Romano, del que se va a tratar ahora, con todas sus supervivencias.

Pero no sabríamos cerrar este capítulo consagrado al Pilar, sin recordar su presencia en toda Europa, y especialmente en Bélgica, donde existen innumerables reproducciones, a menudo ofrecidas por gobernantes españoles. Estas estatuillas, denominadas potales (es decir pilares) en el dialecto local, servían en efecto como “postes indicadores”, especialmente en los numerosos cruces de los caminos de Santiago. Se les resguardaba en pequeñas capillas, que llevan hoy día este mismo nombre valón.

He aquí un ejemplo bastante monumental, que debe datar del siglo XVII.(14)

EL PALLADIUM Y EL IMPERIO UNIVERSAL

Acabamos de ver, con el apoyo de las imágenes, los lazos que ligan el Pilar de Zaragoza con un simbolismo literalmente prehistórico.

Estos lazos son más evidentes todavía con el Santo Imperio, última manifestación de esta idea intemporal, y cuyo epíteto evoca bastante el carácter sagrado, y así pues la legitimidad.(15)
     Ahora bien, si nos preguntanos sobre el origen lejano de este Santo Imperio, cuya denominación histórica remonta a Carlomagno, hay que reconocer que no se situa ni en Zaragoza, ni es Compostela, que son “puntos finales”.(16)

Como todos los orígenes verdaderos(17), éste es muy modesto, ya que se situa en la Bélgica actual, y en la región de Nivelles, que era antiguamente el feudo del antepasado lejano de los Carolingios.
     Por lo tanto esta región es aunque parezca imposible el centro de la Europa, que iba a llamarse “Cristiandad”.(18)
     Puede uno convencerse de esto echando una ojeada al mapa siguiente, que muestra los establecimientos cistercienses (templarios) en el siglo trece.

Si bien no encontramos ahí sino las más importantes(19) de estas abadías, cuya red perpetúa la de las calzadas romanas, y prefigura la de los Caminos.

SAN BERNARDO Y EL IMPERIO

No es una casualidad si, para ilustrar la expansión del Santo Imperio en toda Europa, hemos hecho el recuento de las fundaciones de Bernardo de Claraval.(20)

Los lazos entre este gran santo y el Imperio no ofrecen en efecto ninguna duda, ya que, junto a la Orden del Císter, ha fundado además la Orden del Temple.

Ahora bien esta misteriosa Milicia santa no tenía como único fin la organización de las Cruzadas.
Jugaba ante todo un papel mayor en la defensa y la organización material del Imperio.
Así es cómo sus Encomiendas aseguraban la seguridad pública, empezando por la vigilancia de rutas, y otros caminos de peregrinage. Pero estaban siempre junto a inmensas granjas, cuyos célebres Graneros eran un seguro contra el hambre (véase la ilustración que sigue). Finalmente la Orden controlaba, en nombre de la Iglesia, ese importante elemento de estabilidad que es la moneda.(21)

Otra cosa igualmente importante respecto al tema que nos ocupa, es que debemos también a San Bernardo la relación estrecha que existe entre los Caminos de peregrinaje y las misteriosas Vírgenes Negras.
El santo, que tenía por la Virgen una veneración muy especial (e incluso extrañamente privilegiada), inauguró en efecto él sólo unas cuarenta catedrales consagradas a este culto, y que marcaban las grandes etapas de los Caminos.
Ahora bien, estas Vírgenes, cuyo color nocturno mana de su naturaleza lunare incluso ctónica(22)están siempre asociados al famoso Pilar.

La inmensa actividad de Bernardo hace pues aparecer un lazo muy sólido entre diversos elementos que habríamos podido creer erráticos, y sin la menor relación entre ellos.(23)

¡Después de este primer resultado, queda por examinar un nuevo y último punto que, a primera vista, parecerá aún más alejado de nuestro tema, ya que se trata de determinar los orígenes del blasón de Nivelles, una pequeña ciudad del Brabante valón!

El tipo de cuestión que, normalmente, no debería preocupar más que a los archiveros locales, ya que sus relaciones con el prestigioso símbolo de Zaragoza no saltan verdaderamente a la vista.
Y sin embargo deberemos constatar una vez más que las apariencias son engañosas.

EL BLASON DE NIVELLES

A riesgo de desconcertar al lector una vez más, señalemos que no es en los archivos oficiales de esta pequeña ciudad donde podremos encontrar su blasón auténtico.(24)

Todo lo que queda de él –salvo revelación imprevisible– es la cruz abacial de Santa Gertrudis, patrona de la ciudad, que figura aquí abajo.

Recuerdo un tanto escaso para un Nudo reconocido de los Caminos de Santiago, los cuales han dejado en la ciudad innumerables recuerdos.

ESCUDO DE NIVELLES
(ESTADO ACTUAL)

Felizmente, como vamos a ver, los otros elementos significativos de estos escudos de armas se han conservado en otra parte, y en condiciones que podríamos calificar –con perdón– de rocambolescas.

Entretanto, la sóla evocación de la santa es ya interesante, ya que era la propia hija, nacida hacia el 626, de Pépin de Landen (el famoso antepasado de los Carolingios), y la hermana de San Bavon de Gand.(25)
Gertrudis, tras la muerte de su padre, había transformado el castillo familiar en monasterio.
Ahora bien, entre las dependencias del cabildo de Nivelles se hallaba la abadía de Aywiers, origen del actual municipio de Lasne.
Este monasterio de tamaño relativamente modesto, y reservado a las mujeres, había pues adoptado las armas de ese cabildo.(26)

Ahora bien, muy recientemente, el rico municipio de Lasne, en busca de prestigio, ha reproducido en todos sus documentos oficiales estas armas (así, pues, de hecho las de Nivelles) que le sirven desde ahora de sello, y que he aquí de nuevo en todo su esplendor!(27)

SELLO DE LASNE

Y así, nuestra investigación llega a su fin, ya que ha alcanzado su objetivo.
En efecto, este sello, vuelto a aparecer como por milagro, es la mejor prueba que se pueda soñar para recordar, punto por punto, el culto de Pilar.

1) La mitad derecha del blasón (en realidad su siniestra(28)), con las conchas de los Chaquetes, recuerda simplemente que la abadía de Aywiers era una etapa en el “Gran Camino” que llevaba de Nivelles a Wavre, y de ahí a Namur, un importante cruce de Caminos.

2) Pero es la otra parte del sello (su diestra) la que merece una explicación minuciosa.
Comencemos comparándola con la imagen del Pilar de Zaragoza.

Veremos entonces que lo que pasa por un simple báculo abacial(29), es en realidad otra imagen del Pilar cósmico, lo que sugiere ya su diámetro, pero sobre todo la naturaleza de su voluta, y todo lo que le rodea.

En efecto, mientras que el Pilar de Zaragoza se separa del “Campo de estrellas” de Compostela, nuestro Pilar es aún más explícitamente polar, ya que las siete estrellas que lo enmarcan son las de la Osa, con la Estrella Polar en posición dominante.
Además, si miramos más de cerca la voluta que corona el Pilar, reconocemos un dragón estilizado, con la cabeza hacia abajo. ¡Este une a la imagen de la constelación polar otra constelación que ondula a través de aquella, y que es precisamente la del Dragón!(30)

Conclusión: todo está ahí, e incluso en España no se encontraría nada más completo.
Así se verifica el adagio según el cual se puede, si se presenta el caso, recurrir a los servicios de uno más pequeño que uno mismo. Sobre todo cuando ha resistido, como el edificio de aquí abajo, todas las tentativas de demolición…

ENCOMIENDA TEMPLARIA DE MORIENSART

Esta torre, llamada “sarracena”, aseguraba la defensa de la abadía de Aywiers (situada cerca) y de la granja adyacente, ambas desaparecidas. Las torrecillas son añadidos tardíos.
El nombre de Moriensart significa “el campo de María”, toda abadía cisterciense siendo, en el sentido más profundo de la costumbre medieval, un feudo de Nuestra Señora.

Notas:


(1) Y por este término, no entendemos evidentemente la imaginación, ni incluso la simple razón, que son facultades puramente psíquicas. Mientras que aquí se trata del Intelecto central, visión intuitiva del Espíritu, que no es otra sino la presencia misma de la Divinidad en nosotros.

(2) Como si una Idea no fuera mucho más real y más viva que un simple hecho, incluso calificado de histórico. Lo Absoluto, cuya naturaleza es eterna, no está pues sometido en modo alguno a este tipo de relatividades.

(3)La manera en la que recientemente se ha “limpiado” el culto a los santos de todo lo que no era prosáicamente histórico nos ha privado de un tesoro de símbolos, víctimas de teólogos pedantes. Felizmente no se ha osado intentarlo, bajo pretexto de aggiornamento, con nuestra Virgen del Pilar. ¿Es que la Buena Madre no tiene intención alguna de dejarse “blanquear”?      

(4) E incluso los hechos denominados “sobrenaturales”, como el célebre “milagro de la pierna” (por indiscutible que pueda ser), no deben decidir sobre esto.

(5) Sobre esta cuestión, olvidada, véase (bajo el título general de Axis Mundi) Athèna, ou le Septénaire sacré.

(6) Esta Diosa lunar era la hermana (el paredro) del Dios-Sol Apolo. Los dos nombres contienen el radical PL del Polo, del que figuran así la “polarización” creadora.
Palas es denominada Atenea o Artemisa en la Grecia de Europa y de Asia, y Minerva-Vesta en Roma.
El poeta Ronsard, con su Franciade, buscó más tarde injertar su país a la misma cepa. Incluso la ciudad de Troyes (en Champagne) tenía afinidades legendarias con el ciclo troyano, que se constata también en l’Histoire des rois de (Grande) Bretagne, de Geoffroy de Monmouth.

(7) No hacían sino seguir en esto a los mismos Egipcios, quienes denominaban a A-Set “la Diosa de los mil nombres”. Estos nombres no eran sino los atributos, variables al infinito, de la misma y única persona Divina.

(8) Estas variantes, vamos a verlo, añaden al sentido general del Eje universal modalidades complementarias, ya sean científicas o políticas.

(9) Su cima estando ocupada por la figura del Logos, ya se trate del Apolo hiperbóreo o del Pantokratôr cristiano. La estricta analogía de estas dos funciones está subrayada por la de los dos términos latinos Fastigium (techumbre, remate) y Vestigium (Fundamento), de los cuales depende todo el simbolismo arquitectónico.

(10) Su radical común SD, que insiste sobre la estabilidad de su residencia entre nosotros, no está ahí por casualidad. Cf. la Shekinah hebráica (del verbo shakan: residir) principio comparable al del Emmanuel (“Dios entre nosotros”).

(11)Pilar-custodia, conservado en Bélgica (Aiseau-Presle); esta reproducción nos ha sido amablemente comunicada por M. Auguste Wéry, de la asociación belga de los “Amis de St Jacques”. No se ve aquí más que la parte superior de la columna.

(12)Reconocible por su aureola. Los personajes en segundo término parecen ser la Virgen y San Juan.

(13) Donde no corre peligro de pasar inadvertido, ya que es el único que lleva el vestido blanco, insignia de los Pitagóricos, que devino más tarde la Bianca stola de los Templarios. Sobre el significado hermético de esta pintura, véase Athèna (op. cit.).

(14) El autor habla en cuanto a su capilla, ya que este potale está muy cerca de su domicilio actual. Servía de punto de reunión a los pereginos que salían de la abadía de Aywiers para tomar el “Gran Camino” que llevaba por etapas a Namur, una importante encrucijada de Senderos.

(15)Ese “Derecho Divino”, que hace “dar al César lo que es del César”.

(16)Si todo el mundo ve bien que los Caminos de Santiago encuentren su término en el Finisterre de Galicia, debemos también preguntarnos de dónde parten.

(17) No es por nada que el “Rey del Mundo” ha nacido en un establo…

(18)Por eso la pretendida Comunidad Europea hace salir de Bruselas sus directrices imperialistas, con gran perjuicio de sus habitantes. 

(19) Debía de haber un millar, con 6.000.000 de hectáreas en cultivo.
Pero justamente, el monasterio belga de Aywiers (pronunciar Aivières), punto de partida de nuestra pequeña investigación, no figura ahí…

(20) Claraval [Clairvaux] se halla en el epicentro preciso de ese verdadero seísmo cultural que es la creación de las abadías.

(21) Su tesoro era pues forzosamente inmenso, pero los Templarios debían permanecer, por sus mismos votos, individualmente pobres. Por otra parte, a pesar de todas las calumnias interesadas, las malversaciones financieras no comenzaron sino con el destructor mismo de la Orden, el rey de Francia Felipe IV el Hermoso.

(22) En el Mont St Michel como en Chartres, la Virgen se denomina “Notre-Dame sous terre” [Nuestra Señora bajo tierra], y su verdadero lugar está en la cripta. Para más detalles sobre este simbolismo que nada tiene que ver con los sempiternos e imaginarios “ritos de fertilidad”, véase Athèna, ou du Septénaire sacré.

(23)Este papel de mediación es propio de todos los grandes espirituales, ya se trate de asegurar la transición de una tradición a la que la sigue (como hizo Virgilio), o también de reforzar la coherencia en el interior de una misma tradición, como en este caso. Añadamos que a un nivel mucho más modesto, no importa el investigador que sea tiene por tarea “reunir lo que está disperso”, es decir “ligar entre sí” (de ahí el verbo latino intelligere) indicios de aspecto a menudo insignificante.

(24) Al menos si creemos al Armorial des communes belges.

(25) Es ahí, en la catedral que lleva su nombre, donde se encuentra el Cordero místico.

(26) Simplificamos un poco, para abreviar, ya que la verdadera casa-madre era, como su nombre indica, la abadía de los Awirs en Lieja (otro suelo imperial).

(27) O poco más o menos, ya que las conchas (de Santiago) eran primitivamente rojas, pero alguien, enegreciéndolas, ha hecho desaparecer los colores de los Templarios (gules sobre fondo plata), que han permanecido sin embargo las de los Caminos (alias G.R.). Alteración menor, si la comparamos al caso de Nivelles.

(28) Sabido es que la heráldica escoge el “punto de vista” del escudo, y llama pues siniestra (izquierda) a todo lo que se encuentra a nuestra derecha (y vice-versa…).

(29) Sólo un báculo ordinario aparece en los documentos municipales, y, entre otras cosas, en las bolsas de basura, lo que no es quizás del mejor gusto…

(30) Mientras que el Pilar  y la polar que lo corona permanecen naturalmente fijos, el Dragón representa al contrario el movimiento incesante del universo alrededor de su Eje. Este movimiento, que es también el de la serpiente Ouroboros del hermetismo, se realiza en el sentido zodiacal (solar), el de las agujas del reloj. El hecho de que el “báculo” de Nivelles haya sido girado en el otro sentido no es sin duda una casualidad, ya que en este ámbito los menores detalles cuentan, o deberían contar (ya que se hace hoy lo que se quiere con la heráldica).
NB Los báculos episcopales actuales no llevan ya este monstruo, supuestamente infernal, pero han conservado de él cierto recuerdo, ya que representan a menudo al Arcángel Miguel abatiendo… al Dragón. Vale más pues no insistir aquí demasiado sobre el doble sentido de los símbolos, y especialmente sobre la “Serpiente de bronce” bíblica, que nada tiene de infernal, ya que es al contrario una prefiguración mayor del Logos.

(*) Véase el artículo mencionado en la página de SYMBOLOS en francés: http://symbolos-fg.com/Indices/Index_Athena.html



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